martes, 26 de julio de 2011

Decisiones

Decisiones permanentes

By admin | junio 6, 2011
Cierta vez, un burro tenía mucha hambre, pues hacía varios días que no había podido ingerir alimentos. Alguien, afligido por el sufrimiento del pobre animal, le llevó un apetitoso fardo de heno y otro de alfalfa, igualmente tentador. Colocó uno a cada lado del animal y se retiró para que el burro se diera el gran festín. Al cabo de un tiempo volvió con dos nuevos fardos y se encontró con una verdadera sorpresa: el heno y la alfalfa estaban intactos y el burro yacía entre ambos sin vida: ¡Había muerto de hambre! No había sido capaz de escoger.
Este instructivo relato, conocido como La paradoja del burro de Ballam, muestra claramente una de las respuestas más comunes frente a dilemas importantes: la inmovilización. En la vida cotidiana, permanentemente tomamos decisiones de todo tipo, y aunque ellas requieren siempre cierto desgaste para el organismo, aceptamos su utilidad.
Convivimos con ellas y no somos necesariamente conscientes de cuándo y cómo las realizamos. Sin embargo, la vida también nos impone situaciones en que la elección requiere de un gran costo energético. En esas situaciones vitales, en las cuales la elección adquiere una gran significación para la subsistencia personal, se producen los dilemas.
Cuando se desea, o es fundamental hallar la mejor solución posible entre eventos de importancia similar, el cerebro debe invertir una buena dosis de su capacidad para “elegir lo mejor posible”. Si la elección se dificulta más allá de lo razonable, no hay duda, estamos en conflicto.