VATICANO, 26 Ene. 12 (
ACI/EWTN Noticias) .- El Director de la
Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi,
desmintió
categóricamente las graves acusaciones presentadas por un programa de
televisión y diversos medios escritos sobre un supuesto caso de corrupción en el
manejo económico en el Vaticano.
ACI Prensa presenta una traducción no
oficial (del italiano) de la nota dada a conocer por el P. Lombardi este jueves
26 de enero, en la que explica los hechos relacionados al Arzobispo Claudio
Maria Vigano, actual Nuncio Apostólico en Estados Unidos y exsecretario de la
Gobernación del Estado Vaticano.
"El programa televisivo ‘Los intocables’
transmitido ayer en la noche, acompañado del habitual entorno de artículos y
comentarios puede ser objeto de múltiples consideraciones, comenzando por
cuestionar el método y los expedientes periodísticos con los que ha sido
realizado, para continuar con la amargura de difundir documentos
reservados.
Pero no es de eso que queremos hablar ahora, dado que hoy en
día lo señalado es demasiado habitual, ya sea como método general o como estilo
de información parcializada en relación al Vaticano y la Iglesia Católica.
Proponemos por ello dos simples consideraciones que no han tenido espacio en el
debate.
La primera: la actividad desarrollada por Mons. Viganó como
Secretario General de la Gobernación ciertamente ha tenido muchos aspectos
positivos, contribuyendo a una gestión caracterizada por la búsqueda del rigor
administrativo, el ahorro y la rectificación de una difícil situación económica
general.
Estos resultados obtenidos durante la presidencia del Cardenal
(Giovanni) Lajolo, son claros y nadie los niega. Una valoración más adecuada
requeriría sin embargo tener en cuenta la marcha de los mercados y los criterios
de inversión en los últimos años, recordar además otras circunstancias
importantes como los resultados notabilísimos de la actividad de los Museos
Vaticanos, con un crecido flujo de público y horarios de apertura más amplios,
recordar además las finalidades no puramente económicas sino de apoyo a la
misión de la Iglesia universal de parte del Estado de la Ciudad del Vaticano que
son motivo de gastos considerables, y así sucesivamente.
Además, algunas
acusaciones –incluso muy graves– hechas en el transcurso del programa, en
particular las relacionadas a los miembros del Comité de Finanza y Gestión de la
Gobernación y de la Secretaría de Estado de Su Santidad, hacen que la misma
Secretaría de Estado y la Gobernación recurran a todas las vías oportunas, si es
necesario legales, para garantizar la honorabilidad de personas moralmente
íntegras y de reconocida profesionalidad, que sirven lealmente a la Iglesia, al
Papa y al bien común.
En cualquier caso, los criterios positivos y
claros de correcta y sana administración y de transparencia en los que se ha
inspirado Mons. Viganó ciertamente siguen siendo los que guían también a los
actuales responsables de la Gobernación, en su probada competencia y
rectitud.
Y esto es coherente con la línea de siempre mayor transparencia
y confiabilidad y de atento control sobre las actividades en las que la Santa
Sede está claramente empeñada, pese a las dificultades, como demuestran también
las
adhesiones a las
convenciones internacionales sobre las que se da noticia –por casual
coincidencia– hoy mismo.
En resumen, la sucesión en la guía de la
Gobernación no intenta ser, ciertamente, un paso hacia atrás respecto a la
transparencia y el rigor, sino un paso más hacia adelante.
La segunda.
Las discusiones y las tensiones, las comprensibles diferencias de opinión y
posiciones, son colocadas para una valoración de un juicio superior justamente
porque así se está en capacidad de ver los temas desde una perspectiva más
amplia y con criterios más completos.
Un procedimiento de discernimiento
difícil sobre los distintos aspectos del ejercicio del gobierno de una
institución compleja y articulada como la Gobernación –que no se limita a los
del justo rigor administrativo– ha sido presentado de modo parcial y banal,
exaltando evidentemente los aspectos negativos con el fácil resultado de
presentar las estructuras de gobierno de la Iglesia no tanto como tocadas por la
fragilidad humana –lo que sería fácilmente comprensible– sino como
caracterizadas por profundas disputas, divisiones o luchas de
intereses.
Sobre esto decimos sin temor que se ha ido y con frecuencia se
va más allá de la realidad, que la situación general de la Gobernación no es tan
negativa como se ha querido hacer creer, que tanta desinformación no puede
ciertamente ocultar el trabajo sereno y cotidiano en vista de una siempre mayor
transparencia de todas las instituciones vaticanas, y finalmente que no es
necesario olvidar que el gobierno de la Iglesia tiene su vértice en un Pontífice
juicio profundo y prudente cuya honestidad por encima de toda sospecha garantiza
la serenidad y confianza que justamente se espera de quienes operan al servicio
de la Iglesia y de todos los fieles.
En esta perspectiva, se reafirma
decididamente que confiarle la tarea de Nuncio en los Estados Unidos a Mons.
Vigano, una de las tareas más importantes de toda la diplomacia vaticana, dada
la importancia del país y de la Iglesia Católica en los Estados Unidos, es
prueba de la indudable estima y confianza de parte del Papa".